jueves, 19 de enero de 2017

texto expositivo de E.Punset

Hacen falta cinco cumplidos para resarcir un insulto


Científicamente se ha demostrado que son necesarios cinco cumplidos seguidos para borrar las huellas perversas de un insulto. Los que tienen la manía de contradecir siempre al que está delante no gozan de tiempo material para paliar el efecto perverso de su ánimo contradictor.

¿Cómo podemos aplicar en la vida cotidiana los resultados de este hallazgo experimental? ¿Cómo podemos coadyuvar a que la ciencia penetre en la cultura popular? Es evidente que los experimentos efectuados sobre los méritos relativos del cumplido y de la anatema del contrario pueden ayudar a mejorar la vida en común de la pareja. O, simplemente, a sacar las conclusiones pertinentes que pongan fin a la ansiedad generada en el contexto de esa convivencia.

La primera conclusión que se desprende de los experimentos sobre los efectos de la contrariedad provocada por el discurso agresivo se aplica a la pareja y a todas las demás situaciones [...] Antes de decirle a alguien: “Te equivocas de cabo a rabo, como siempre”, habría que pensárselo dos veces.
[...] El impacto del lenguaje es sorprendentemente duradero. [...] El poder de la palabra escrita en los humanos supera todo lo imaginable. [...] Tal vez la palabra escrita —se empezó a practicar hace unos tres o cuatro mil años— comportaba una dosis de compromiso que nunca tuvo la palabra hablada, aunque lo pretendía: “Te doy mi palabra”, se dice. [...]

Lo que estamos descubriendo —ahora que científicos como el psicólogo Richard Wiseman se adentran en ello— es lo que le pasa a la gente por dentro cuando se comporta de una manera determinada. [...] Ahora resulta que, después de años investigando las causas de la ruptura de una pareja, el porcentaje de las que desaparecen es mucho mayor cuando uno de los miembros es extremadamente tacaño en los cumplidos, costándole horrores admitir: “¡Qué razón tienes, amor mío!”. [...]

Siendo eso así, resulta inevitable preguntarse por los efectos sociales de que la mitad de la población esté siempre imputando al resto razones infundadas, taimadas, perversas, interesadas para explicar su comportamiento. Será muy difícil no sacar la conclusión de que esas palabras calan hondo en la mente colectiva y acaban dividiendo en dos partes irreconciliables a la sociedad.

Eduard Punset. Puedes leer el texto completo en: