La literatura española, desde sus primeras obras escritas, cuenta con una tradición que han llamado, de modo generalizador, anticlerical. Ya desde el Arcipreste de Hita aparecen críticas más o menos virulentas, siempre satíricas, que hacen relación a la vida disoluta o privilegiada de los clérigos, sobre todo de los frailes. La férrea vigilancia inquisitorial aminora este tipo de literatura en España, que tiene gran tradición en la novela europea.
En 1800, aparece en España una novela anticlerical, paradigma del género, que inicia una tendencia o corriente que cobrará indudable fuerza a lo largo del siglo, sobre todo en los períodos liberales. La fuerte presencia del clero en la vida social española a lo largo del XIX, fundamentalmente a partir de 1884, concede a los clérigos papeles protagonistas. Esta situación, hace que podamos hablar de novelas de curas o con curas. Una situación que estaba en la sociedad y los novelistas del realismo recogen en su obra.
La crítica satírica de la vida disoluta de curas, frailes y monjas, siempre ha estado presente en nuestra literatura. El verdadero anticlericalismo reside en un ataque frontal al clero alto, la jerarquía, a los usos y costumbres arcaicas y ancladas en el pasado de la Iglesia, más tarde contra algunos sacramentos, confesión auricular y matrimonio, y finalmente, contra algunos dogmas de la Iglesia. Esto presupone un conocimiento interno de la Iglesia y del dogma y la realizan los propios curas, por cierto no exclusivamente.
Lo que hace la novela corta es continuar esta tradición y entre sus temas recoge la materia anticlerical.
Otra vertiente del anticlericalismo es mostrar que el celibato provoca aberraciones y la castidad es antinatural. Se desarrolla, de modo no muy unánime, eso sí, el tópico materia anticlerical o el cura como personaje novelesco como les tenía acostumbrados el realismo con carácter de demanda social.
Temas estos del naturalismo, entre otros muchos, cercanos al folletín, al melodrama, al sentimentalismo, temas cotidianos para la mayor parte del público lector.
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