Este es el tema más espinoso que desarrolla Tormento, por las repercursiones de tipo moral que tenía en su tiempo. Tanto es así, que Galdós engrosaba la larga cadena de novelas que ya trataban de este mismo tema: Rojo y Negro, de Stendhal, Pepita Jimenez, de Valera, La Regenta, de Clarín, son, entre otras, novelas que tratan de la problemática de la crisis religiosa de un sacerdote.
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En primer lugar, la realidad era que muchos clérigos entraban en profesión religiosa para lograr salir de una posición social de extrema pobreza, y con escasa vocación religiosa. Este es el caso de Pedro Polo, un niño en un medio rural con grades necesidades que llega al clero como medio de escapar de la miseria material y por decisión de su madre.
La vocación religiosa de Polo choca de frente con la intransigencia fanática, en materia de religión, de su hermana Marcelina. Ésta nos lleva a otro aspecto general de la sociedad del XIX: el puritanismo exacerbado. En plena revolución industrial, bajo el imperio de la filosofía positivista, se intentaba incentivar la moral social mediante el auxilio de la fe religiosa. En España, esto era consecuencia directa de la estrecha relación que unía a la iglesia con el estado civil. Además, el positivismo había propagado la imagen de un mundo perfectamente ordenado, con clases sociales bien dellimitadas y separadas entre sí; tiempo organizado según periodos de trabajo y ocio y unos avances tecnológicos hasta entonces insospechados.La realidad era otra. Y, en lo relativo a la religión, los cánones dogmáticos y puritanos quedaban en evidencia con casos de sacerdotes problemáticos, de los que la literatura dio cuenta inmediatamente.
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No podemos hablar de anticlericalismo en Tormento, ya que lo que nos presenta Galdós es un personaje que atraviesa por una honda crisis religiosa; nos muestra el análisis de un alma atormentada, su angustia por no poder ser quien él quisiera, sus celos, su crisis vocacional.
La contradicción entre su falta de vocación y el amor que siente por Amparo confiere humanidad al personaje. Y es, precisamente, este desgarro interno, uno de los aspectos naturalistas de Tormento: en general, la novela naturalista descartaba tendencias espirituales en los personajes, insistiendo mucho en la presencia de lo físico y lo material en ellos. Se llega a identificar el aspecto físico con el caracter. Así, Galdós insiste en el deseo sexual de Pedro, en su fortaleza física. Aunque a veces, esta fortaleza física sea una coraza para encubrir la debillidad de su caracter, que sólo se muestra fuerte ante una persona más débil: Amparo.
Personaje voluble, en Pedro Polo se combinan rasgos contradictorios: su personalidad atormentada por el destino (sacerdote que de repente se deja llevar por los placeres mundanos) hace de él un personaje muy creíble, ya que esta contradicción le aleja del maniqueísmo: es cruel con Amparo, pero al mismo tiempo, se muestra piadoso con Celedonia; es celoso y posesivo en su versión más humana, tozudo, no quiere renunciar a su amor por Amparo, y su actitud es egoísta y soberbia.
(Sobre el estudio crítico de A.Porras Moreno)
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