lunes, 26 de septiembre de 2011

Un poco de teoría para los alumnos de literatura de modalidad

Antes de empezar con las lecturas de la asignatura, me gustaría que tuviérais un poco claros determinados conceptos o temas con los que nos vamos a encontrar en ellas.

EL AMOR

El amor es uno de los temas más frecuentes en poesía. Para valorar y analizar un poema amoroso, conviene saber la diferencia entre los diversos aspectos que engloban el amor, así como lo que el concepto ha implicado en diferentes momentos de la historia. Decir que el amor es uno de los temas predilectos de la lírica es una obviedad. No en vano, la lírica se ocupa de la expresión de los sentimientos. Definir el sentimiento amoroso, apresarlo en todos sus estados (desdén, rencor, celos, olvido, desengaño, sufrimiento, plenitud...) ha sido, desde el Renacimiento hasta aquí, una obsesión de poetas.

 Para empezar por el principio,  la tradición médica literaria y filosófica describió desde antiguo la melancolía amorosa: era la "enfermedad del hereos" de la que hablaban los griegos  incluso Avicena, médico, filósofo y científico persa, describió los síntomas de ésta enfermedad. En la lirica amorosa medieval, amar es sufrir, y para los poetas cultos de los cancioneros, el amor es un código de conducta ( el amor cortés) la base del cual es el amor causa dolor.

Decir de un poema que trata del amor es decir muy poco. Habrá que comentar qué concepcción del amor vemos en el texto, así como si el poeta está componiendo dentro de los límites que marca la tradición literaria. Por ejemplo, existe una amplia tradición literaria en la que encontramos:

- poemas que relatan el momento en el que nace el amor: los amantes se conocen y, además de la atracción física, se produce una transformación en su personalidad. Nada será ya igual que antes; el amor abre una nueva etapa en sus vidas. El amor puede ser descrito como una herida mortal, una llaga, un fuego, un dolor que nos atrapa....

Enviárame mi madre
por agua a la fonte fría:
vengo del amor ferida.

- poemas que describen a la persona amada: la descripción puede ser física, siempre embellecedora, ya que el ser amado suele estar idealizado. Es frecuente, pues, encontrarnos con metáforas y comparaciones que le sirven al autor para expresar las sensaciones y emociones que experimenta ante la belleza de su amada.
Muchas veces la persona descrita puedes ser irreal, inventada. La descripción de la belleza, se ajusta a los cánones de cada época y, a veces, clase social. En la lírica culta, desde la poesía provenzal, pasando por la poesía del rencimiento y del barroco, encontramos un canon de belleza : la dama angelicata, rubia, pálida, casi etérea. La poesía popular medieval, sin embargo, habla de las morenicas; en el Libro del Buen Amor incluso encontramos algunos rasgos chocantes, como  "el requerimiento referido a los sobacos “un poco mojados” y la exigencia conforme a la cual la mujer hermosa debe ser “ancheta de caderas”.( 1)

- poemas que describen el sentimiento amoroso: nos encontramos frente a poemas que tratan de describir los sentimientos del autor. Dado que en literatura existe una amplia tradición amorosa trovadoresca, hay que tener en cuenta qué es el amor cortés una concepción de la Europa medieval que expresaba el amor en forma noble y caballeresca. En general, el amor cortés era secreto y entre los miembros de la nobleza, era, en la mayoría de los casos, adúltero y significaba una relación de vasallaje entre el enamorado y su dama, siempre inaccesible y perfecta. El sufrimiento amoroso dignifica al enamorado, que entra en una especie de estado de gracia.
El renacimiento (gracias a Petrarca) añadió al amor cortés medieval, las teorías de un filósofo griego, Platón. El resultado es una concepción amorosa donde el amor -deseo de la belleza ideal-  nace como consecuencia de un extraño fluido que, partiendo de los ojos de la dama, llega a los del poeta y, a través de ellos, se adueña de todo su ser. El desdén o la ausencia de la amada provoca un efecto inmediato: el sufrimiento, un sufrimiento gozoso. El amor es percibido como un servicio a un ser superior (la dama), pero, además es un destino, una razón para existir, una fuerza inexorable contra la que no se puede luchar, una gloriosa cárcel.
 
 
Yo no nací sino para quereros;

mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero. Garcilaso, Soneto V

 
El enamorado se encierra en sí mismo, se aísla del mundo y tan sólo se confía a la naturaleza y a la poesía, a través de la que confiesa su sufrimiento sin atentar contra el principio de la discreción.
 
¡Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!,
estoy muriendo, y aún la vida temo;
témola con razón, pues tú me dejas,
que no hay, sin ti, el vivir para qué sea


La descripción del sufrimiento, de los celos, de las quejas por la indiferencia de la amada, por su ausencia, la esperanza y la impotencia serán pues los temas o lugares comunes de la lírica amorosa renacentista.

La poesía de la época se nutre de un caudal de lugares comunes -tópicos- de los que tenéis una relación en otra entrada del blog. (22 de septiembre del 2010, Carpe Diem y la siguiente, Colligo, Virgo, Rosa)


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